La derrota de Nicolás
Hoy valió la pena salir, caminar como todos los días, guardando registro de cada saludo eufórico -a pesar de las ojeras- que se daba la gente al encontrarse. La cafetería parecía una gallera, con 30 conversaciones en simultáneo, en esa graciosa práctica de hablar con los tuyos sin dejar de escuchar lo que dicen los otros. La gente revisaba sus teléfonos y añadía actualizaciones a los datos ya conocidos, y esos datos surtían un efecto “feliz año”, con sus respectivos: ¡no joda!, ¿qué te dije?, ¡qué arrecho!, ¿en serio?, ¡no puede ser!, ¡qué bien!
Celebro que el placer por las derrotas haya sido menor, que no ausente. Recogí muchas palabras para el financista de las vallas de William Ojeda; para Ernesto Villegas, Freddy Bernal, Blanca Eeckhout y Elvis Amoroso. ¿Podrá Diosdado ser uno más?, fue una duda muy repetida, aplicada igual para Cilia.
¿Ganó la guerra?
La mayoría de las declaraciones oficiales son un resumen de soberbia con incomprensión. Negados a entender la distancia que el poder construyó entre ellos y esos que decían representar y beneficiar; convencidos aún de que al disidente hay que despreciarlo y amenazarlo; seguros del carácter circunstancial de esta derrota. Una circunstancia democrática, con varios años de validez, construida entre muchos. Pero no. Mejor es hablar de contrarrevolución, guerra económica y baja lealtad electoral.
Si ganó la guerra económica, es una derrota de sus decisiones. El control de cambio, de precios y el quiebre del aparato productivo es responsabilidad plena del PSUV. E insisten en hacer del miedo la variable más importante en adelante, como si no lleváramos años viviendo con la incertidumbre como norma.
El valor simbólico de los 17 años de la primera victoria del finado, obró en su contra. Este triunfo es la más contundente derrota de Nicolás, el ungido, elegido para hacer aún más trascendental la historia del finado. Nicolás perdió el plebiscito, y se encuentra ahora sin capital político, con la AN dominada por la oposición, con una crisis de proporciones extraordinarias y un chavismo urgido de culpables, de explicaciones, como lo dejó claro Boris Castellanos, un periodista militante de la causa oficial que hoy interrogó a Jorge Rodríguez como un reportero de la antigua Globovisión; o Pérez Pirela, Samán y Bernal con sus discursos autocríticos. La derrota sirve para develar lo que hasta ahora han sido incapaces de decirse. ¿Para dónde irán? ¿Negociarán con la oposición la transición necesaria o sostendrán su autocracia? ¿Podrán?
Ganamos todos
Las encuestas no mintieron. Ganamos. Ganamos por mucho. Le ganamos a la ventaja, a la corrupción, al peculado de uso, las amenazas y la trampa. Pocos votos respondieron a la oferta legislativa, y muchos se lograron por el hastío ante la crisis, la inseguridad, la pérdida de libertades y derechos, incluso la invisibilización; existir solo para ser insultados, también obstina.
Celebro los discursos de la oposición. Han brindado mensajes inclusivos, con una oferta común: conservar el compromiso de legislar apegados a la Constitución y las leyes. Han sido declaraciones de democracia, justas para los millones de venezolanos que fuimos a votar. El trabajo de la MUD es meritorio, fue un triunfo digno, con todo en contra.
Inicia una nueva etapa de nuestra historia política, una etapa de transición, que necesita, como bien lo dijo hoy Henrique Capriles, del núcleo de la Mesa de la Unidad Democrática, para alinearse, para consensuar, para mantenerse y avanzar con un esquema común. Las diferencias internas no son pocas, pero toca fortalecer la unidad con: “humildad, madurez y serenidad”
Miedos
Leí a muchos -amigos, conocidos, seguidos- mensajes de advertencia a la nueva mayoría: “ahora es cuando tienen que trabajar”, “a ponerse las pilas”, “que demuestren que sirven para algo”. Déjenlos comenzar. Quedan muchos trucos en las mangas de este Estado fallido que responde al PSUV: otra Habilitante para que Nicolás legisle, asambleas populares y el tan mentado gobierno de calle, incluso la convocatoria a una Asamblea nacional constituyente, que les ayude a disolver esta que aún no empieza. Pueden restarle competencias. Han demostrado que los escrúpulos no son su fuerte, que abortaron todo cuidado de formas con tal de mantenerse.
Contenta
Yo celebro esta victoria de los invisibles, de cada venezolano que entendió en el voto la ruta más contundente para empezar a cambiar el país. Y también demandaré mejores debates, el reconocimiento de esta nueva minoría, la contraloría al Ejecutivo y la proposición de cambios legislativos y nuevas leyes. Demandaré más respeto, más inclusión, el cierre de este nefasto período de polarización y fractura, mientras sigo empeñada en acompañar a otros a entenderse como verdaderas bisagras, como mejores conectores, recuperando el poder generativo de las palabras, celebrando como lo hice hoy, cada abrazo aunque no fuese mío, mientras reía sola, caminando, bajo el cielo azulito de diciembre, con el Ávila portentoso y esta calma tan rara para un lunes, bancario sí, triunfal también.
Por Naky Soto Parra
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